lunes, 26 de marzo de 2012

Un Despertar Glorioso


Becky Fuller no descansa. Sueña, sueña y sueña, pero jamás lo hace dormida. Su rutina consiste en simplemente permanecer atenta la mayor parte del día. Nada se le escapa. Es eficaz hasta la médula. Hasta que un día sucede lo que cualquier persona eficaz teme: la despiden.

Antes que nada aclaro que yo no soy como Becky y lo poco que tenía de eficaz lo he perdido luego de un año en que, entre panzas y posteriores llantos de bebé, la maternidad parece haber absorbido la poca habilidad que me quedaba para amalgamar palabras…

Vuelvo.

Sin filtro, torpe, mandada, con nula capacidad para controlar el equilibrio corporal, Becky es la  típica chica que sin embargo, al verla, uno no puede dejar de pensar “ésta va a llegar lejos”.
De vuelta al estado 0 laboral, esta chica de New Jersey vuelve al ruedo haciendo lo que hemos hecho todos los que soñamos con conseguir el trabajo de nuestras vidas: mandar cv tras cv, cansar a la gente de recursos humanos…en fin, cosas que casi nunca resultan…(salvo que a ella si...sino no habría film)!
¿Cuál es el job de Becky? Nada menos que productora ejecutiva del programa más matutino del canal IBS. En otras palabras, la encargada de ordenar el desorden, de poner pañis fríos, de satisfacer las ñañas de los conductores y lidiar con las ridículas propuestas de los colaboradores, de cargar con cafecitos y decir que no cuando todos quieren decir si. Encima, el programa que produce en cuestión “DayBreak” viene sufriendo una caída en picada en cuanto a mediciones y credibilidad sumado a una conductora cansada de lo que hace y un conductor cuya imagen desborda patetismo.

Pero Becky no se achica y en menos de una semana empieza a sacarle chapa a su puesto. Despide al conductor y convoca en su lugar al respetado, serio hasta la médula, pedante y aburrido Mike Pomeroy, veterano del periodismo a quien admira desde su más tierna infancia (cuando también soñaba con ser parte del legendario Today en la NBC). El problema, además de registrar una realidad bastante distinta de la que soñó, es que Pomeroy  y la conductora Colleen Peck, no se llevan digamos que…bien. Para colmo de males, en ese entre (entre pasillos y pasillos y pasillos) conoce al chico más seductor del piso, el relajadísimo, muñeco de torta Adam Bennett (y que conste que "muñeco de torta" no es lo mismo que "muñequito de cake").


Hasta acá una breve descripción de lo que se transformará en un ir y venir de decisiones para la joven y atareada Becky, que tendrá que lidiar con dos conductores que se odian, un programa que no ve ni le loro y una atracción hacia el chico lindo en cuestión que le complica su estructurada agenda mental.

Con el condimento del qué y el cómo de la vida detrás de las cámaras, de lo que sucede cuando se apaga la luz y se lucen los rostros, de las tazas de café por doquier, los props, y los camarines con cartelitos escritos con fibra, esta historia se mete en el espectador con el mismo ritmo veloz que los pasos de Becky por Manhattan, generándole la misma atracción que la "gran manzana" a ella y la misma comicidad con que ella aborda las situaciones más embarazosas.
El amor por lo que uno hace, la pasión por el trabajo y la soltura pero fortaleza que brindan ciertas relaciones son la base de esta historia bien contada y sumamente atractiva en cuanto a diálogos.

La atracción principal radica en mi opinión, por un lado en lo adorable de los personajes, aun en el caso del 3ro más malo del mundo: Pomeroy, y en ese subgénero llamado “historias de del detrás de las historias del delante” que generan en el espectador una curiosidad inmediata (nos toca esa chusma que todos llevamos dentro). Quién no querría saber que pasa entre Barili y Cristina Pérez, entre Andino y la rubia, entre Santo y María Laura, entre Paolosky y él mismo  (se nota que no soy fan del noticiero)...

Rachel McAdams está genial en el rol de Becky (nunca me he defraudado, la adoro desde The Notebook y la recomiendo en Midnight in Paris de Woody Allen), Diane Keaton como Colleen saca lo actoral puro pedigree que ya tenía aflor de piel, Harrison Ford como Pomeroy está bastante decente (con su acartonamiento habitual) y Patrick “después de que lo vi en Little Children teniendo sexo con Kate Winslet me cuesta no imaginármelo en pelotas” Wilson, hace gala de su motete de galancete.


En síntesis: Morning Glory está buena, una comedia refrescante por lo menos para esta escritora que está lentamente saliendo del puerperio ja, a la cual ver de vez en cuando una peli le parece un hallazgo...y poder escribirlo para El Gabinete: una alegría inmensa!!!



GGss



domingo, 4 de marzo de 2012

El Artista: el sonido del silencio

George Valentin comienza cantando bajo la lluvia, pero el ocaso de su vida se hace presente...

Una cuota pendiente de El Gabiente y de esta amante del cine mudo. Los premios Oscar la excusa, el motivante (para bien o par mal) para tratar de saldarla.

Hoy: El artista.


¿de que viene? Hollywoodland, 1927. George Valenti (Jean Dujardin) es LA estrella de la gran pantalla. Sus películas mudas son las mas vistas y queridas por el publico, pero la llegada del sonido hace tambalear toda la industria cinematográfica.
Peppy Miller (Berenice Bejó) es una actriz en ascenso quien luego de aparecer en la tapa de un diario posando con Valentin, pero gracias a sus propios méritos, logra convertirse en estrella y tener a todo el mundo a sus pies.
Así mientras la fama de uno aumenta y la otra se desploma en el olvido por culpa de su ego, una década ha pasado. De todas maneras aun no está escrito el último capítulo de la vida de George Valentin, el artista.


¿por que verla? resulta difícil ver por el donde empezar. Si bien la película es un homenaje demasiado nostálgico a Hollywood, a los comienzos del cine sonoro y a la eras doradas que lo acompañarán, las historias nos resultan por momentos, un tanto familares.
Gene Kelly ya nos regaló una magnifica comedia que resultaría ser una biopic apócrifa de un actor inventado sobre las vicisitudes que este debería afrontar cuando el sonido se hace presente en el cine. Cantando bajo la lluvia parecería ser homenajeada al principio del El Artista pero no solo por este hecho que podría marcar a muchas historias, sino porque el personaje de Jean Dujardin podría ser un homenaje en si mismo a Kelly (igual en el gran cuadro, se parece mas a Clark Gable jaja)
No solo su frac y su sonrisa me hizo acordar al magnifico bailarín, sino como los personajes parecen conocerse y terminar. Berenice Bejó se asemeja a Kathy Selden, solo que esta tiene mas carácter. Ademas el inicio de ambas cintas con premiers y parteneres rubias malhumoradas pero graciosas como gags, son un "alcoyana-alcoyana" del cine.

Pero a diferencia de Don Lockwood, George no supo "amoldarse" a la situación, y comienza a pasar sus dias mas como una Norma Desmond.

Segundo "gran homenaje" de la historia, lo que parecía ser una comedia romántica se oscurece aun mas y a pesar del blanco y negro, el drama envuelve la historia... y hasta algunas lagrimas pueden rodar por las mejillas.
"Carne fresca" buscan los estudios y Valentin no es bienvenido. Sumado esto a su propio ego, solo le depara el fracaso económico y el alcohol. A diferencia de Norma, George es consciente de su situación, sabe que ha sido derrotado y que parte de la culpa la tiene él mismo. Se divorcia de un matrimonio poco feliz y aparta de su vida a la única persona que podría ser su amigo. Pero ojo, se queda con el mejor del hombre, su perro, su co-protagonista, y quien le salvara la vida.

Pero no quiero decir mas, aquí algunas imágenes sin orden...


El turno de la música. Para una película muda (no 100% muda, punto en contra!) es fundamental la música. Haciendo un rápido repaso y tratando de no aburrir, al principio del cine las cintas eran acompañadas por instrumentos y orquestas en vivo, luego se comenzó grabar en discos sincronizados antes de llegar a nuestros días. En esta película, el espíritu de lo que cada canción te debe hacer sentir cuando muchas veces las palabras sobran para demostrarlo, se logra a la perfección. Merecido Oscar para Ludovic Bource quien fue el encargado de componer las melodiosas piezas, y homenajear a un gran como Bernard Hermann con la utilización del tema de Vertigo en una de las escenas mas difíciles de la historia.

Una muestra:


Por ultimo, pero no por ello menos importante: Michel Hazanavicious, el director. El encargado no solo de escribir la historia, sino de recuperar ese aura tan especial que poseían las películas mudas. No solo en la utilización de dos o tres recursos como ser los intertítulos o los iris, sino en rescatar el valor de los gestos, muchas veces menospreciados como meras gesticulaciones casi caricaturescas pero que tanto tramiten en el momento en que la palabra no es escuchada.


¿Mereció ganar el Oscar? No lo se. Debería ver las otras cintas nominadas (en campaña estoy). A primera vista te diría que si, mas porque es un homenaje al cine, no solo la historia en si, sino cada uno de los pequeños recuerdos que encierra, y a Hollywood le encanta verse en el reflejo de sus propias lagrimas... pero ojo no es el colorido y romántico Cantando bajo la lluvia ni la oscura pero mítica Ocaso de una vida, no se compara ni se deberían comparar sino que las tres merecen ser vistas... por lo pronto, ansió ver Hugo de Martin Scorses, que es la próxima en mi lista.


Aquí las imágenes parecen contar aun mas de lo que nos dicen, sera tal vez producto de que nuestros ojos están mas abiertos, mas atentos a la información que cada una de las escenas y planos nos dan. Pero entre personajes que suben y bajan escaleras como reflejos de realidad, sueños con planos aberrantes y sonidos estridentes, interrogatorios pidiendo que den información, y hasta solicitudes de una esposa infeliz a que su marido le dirija la palabra, EL SILENCIO HABLA MAS DE LO QUE UNO SE IMAGINA.


@vanemaz
(esta vez, todo sale en blanco y negro
como para no desentonar...)




nota al margen: merece un comentario el final de la cinta, un puesto en un podio, pero como la historia es tan reciente, dejaremos pasar un poco de agua bajo el puente y próximamente tendremos novedades... chapó!