lunes, 9 de julio de 2012

Woody sólo quiere divertirse

...porque al fin y al cabo Roma es Amor


El de Woody es un cine que me gusta disfrutar desde la oscuridad de una sala, sin otro sonido más que la mejor música alleniana y el compás de esos diálogos que en otra situación cualquiera de la vida, torturarían a cualquiera en la cola de un banco. Pero con Woody soy Mia Farrow en La Rosa Púrpura del Cairo, nada me importa en esas dos horas que paso junto a la pantalla grande. 


Me impactó ver la cantidad de gente, la sala casi llena, me llevó a preguntarme qué habría pasado en este último tiempo...¿lo habrán perdonado? ¿Habrá sido París y Owen Wilson en la última oportunidad alleniana los responsables de hacer las paces? El público de esta vez sin embargo estaba entre la franja cuarentona y sesentona, ya no el viejaje de la última vez... Pero siempre me apena no ver veinteañeros...alguno que otro perdido por ahí (mucho menos, adolescentes de esta era, los que llamo "sin alma", rendidos a los pies de todo lo que Woody odia).


Lo que muchos deberían tener en cuenta, gente de todas las edades, es que Woody forma parte de ese grupo escaso, casi extinguido llamado "autores totales": gente que piensa en su mente la historia, que la escribe, que elige los actores, la música, dirige al fin y al cabo. Sin hacer remake de remake, ni adaptar libros, comics, novelas. Y no estoy diciendo que esté en contra, al contrario, mucho menos de las obras colectivas...pero no puedo dejar de valorar a aquel que crea a la manera de Woody, como en una época hacía Fellini (quizás Hitchcock, pero el gordo Alfred era bastante adaptador de obras literarias livianas también).


En fin...paso a contar.

El lugar: Roma, una ciudad mágica, de película (cuak!), híbrida, tan italiana como la pizza, ruidosa (hay tantos caminos entrecruzados que hacen ruido a la vista y por otro lado, los tanos hablan tan fuerte que te dejan la cabeza dada vuelta). En Roma se respira olor a pomarola, y las Vespas se mezclan con las ruinas maleducadas que se cruzan pasito a paso.

La Roma de Woody no es muy diferente a la que conocí años atrás, es la Roma que a él ha cautivado como turista pero también, es la Roma vista desde los ojos de los italianos, locales y provincianos. Una ciudad en la que todo puede pasar.

Y es allí donde en esta oportunidad se darán cita un puñado de historias (una narrativa fiel a Woody…o un Woody fiel a su narrativa): un arquitecto consagrado que vuelve después de un tiempo considerable (el siempre tan irritable Alec Baldwin), un estudiante de arquitectura (Jesse "llamenme Mark" Eisenberg) que reside junto a su novia mientras se perfecciona, Mónica (Ellen "llamenme Juno" Page) una ultra-super-hiper neorótica actriz (y aspirante a típica actriz) que llega a visitar a la pareja (este personaje comodín aparece siempre-siempre-siempre), una pareja de italianos recién casados que llegan para reunirse por un tema de negocios y familia, Anna (Penélope "soy buena actuando siempre y cuando no sea en idioma inglés" Cruz) una prostituta que tocará la puerta de hotel equivocada, Leopoldo (Roberto "el tiempo pasó para todos y vos no sos la excepción" Benigni) un empleado romano de clase media y padre de familia que se vuelve de un momento a otro una celebridad, y la historia principal, la de Hayley, una joven turista neoyorkina que se enamora de Michelangelo, un italiano militante de izquierda cuyo padre posee una funeraria, y los padres de la muchacha: Jerry (el mismísimo Woody) un productor discográfico dedicado a la ópera, ahora jubilado y su esposa Phyllis, psiquiatra.


Todos juntos en la ciudad eterna, la ciudad que es ciudad sobre ciudad, la ciudad que uno nunca termina de descubrir, la ciudad a la que uno le confió la moneda bendita de la Fontana di Trevi!!! No es sólo escenario sino que es LA protagonista de los enredos allenianos, los de hoy pero también los de ayer y seguramente los de mañana. Woody vuelve sobre lo que nos tiene acostumbrados pero el foco ya no lo hace en la preocupación sino en la diversión, con un andar más liviano, más relajado, con los años a cuesta como back up. Todos están ahí otra vez: Freud, la ópera, el comunismo, las neurosis (varias), el sexo, el adulterio…incluso la crítica hacia lo que se considera ser famoso, es decir, a los famosos de hoy, las llamadas celebridades, a Hollywood (toda esa "basura", como alguna vez llamó en Annie Hall).

Algunos le critican al genio esta liviandad en el trato de los temas, los melancólicos que quieren volver a Annie, a Manhattan, los que lo vieron filosofar duro y parejo en Crímenes y Pecados, los mismos que tan gatafloramente siempre tienen algo para decirle, los densos y tensos de siempre. Pero el acierto, desde mi humilde opinión, creo que está en saber compartirnos todo lo que siempre compartió pero con la experiencia de los años, con el humor intacto, de una manera tan relajada y eficaz, que incluso hizo que mis progenitores (ambos del grupo de gente anti-Woody) se rieran a carcajadas y salieran de la función con una gran sonrisa y la típica frase "la verdad que me gustó".

Woody está intacto. Woody es como Roma: eterno, intrincado, con esa manera de llegarnos, de lograr que como expectadores nos identifiquemos. El que lo critica ahora nunca entendió nada, nunca comprendió su cine ni mucho menos su filosofía de vida....igualmente, a veces no hay que tratar de entender tanto sino relajarse y disfrutar, ser turista del cine, como Woody ahora, como Roma... Creo que tanto el director como la ciudad, han vuelto a nacer varias veces, sumando en cada oportunidad una capa que merece ser descubierta en el camino, ser disfrutada como una buena lasagna a los pies del Vaticano o un buen helado en la Via Venetto, o un café ristretto en Piazza Navona. El cine, la ciudad, lugares, espacios habitados y habitables, formas que nos ayudan a encontrarnos a nosotros, a todos los neuróticos que por algo lo amamos tanto o lo odiamos en la misma proporción.
...porque todos somos él.
GGss



3 comentarios:

Cristian Oliva dijo...

Que bonita nota Del Zotto. Baldwin es casi tan irritable como Benigni!

María Eugenia Del Zotto dijo...

Usted lo dijo amigo Oliva....con Baldwin y Benigni la urticaria es tan fuerte que se vuelve varicela!

El Gabinete siempre agradece sus impresiones mi querido!!!

Alesandro Luya dijo...

Seguro la secarán de cartelera antes que me decida ir a verla, con el vendabal de vacaciones de invierno. Pa' colmo se viene un shock del cine que le gusta a Woody: http://www.clarin.com/espectaculos/cine/Cazafantasmas-Robocop_0_734926724.html