El cine catástrofe ha tenido
desde siempre un lugar privilegiado entre las elecciones de sábado a la noche.
Al igual que el género horror, brinda una única posibilidad al espectador de
sentirse seguro y cómodo en su silla, butaca o cama, una sensación que ha
ayudado al cine a erigirse como entretenimiento máximo de la modernidad.
Terremotos, huracanes, tornados,
tsunamis. Tsunamis.
El 26 de diciembre de 2004 un
tsunami (producto de un terremoto en el océano Índico) azotó una vasta zona del
sur y sureste asiático, dejando un saldo de más de 100.000 muertos, sin contar
la cantidad de herido, daños materiales y pérdidas irrecuperables. El mundo vivía
desde las noticias la trágica situación y revivía desde youtube el momento una y otra vez. Era
cuestión de esperar hasta que algún ávido director tuviera el presupuesto para
retratar y relatar la historia.
Y el momento llegó de la mano del
español Juan Antonio Bayona con la cinta
Lo imposible (dos años antes, en 2010, Clint Eastwood había hablado del tema en
la traumática Más allá de la vida, pero no como suceso central como en este
caso).
El film (que estuvo en los cines locales en la temporada estival), cuenta la historia real de
una familia española (en este caso inglesa, los Benett) que de vacaciones en
Tailandia, es sorprendida el día después de Navidad, por la gigantesca ola en
medio de la pileta del hotel, y las peripecias que deberán vivir para poder
sobrevivir y reencontrarse. Ellos son María (la gran Naomi Watts) y Henry (Ewan
“hats off” McGregor) y sus hijos Lucas, Simon y Thomas.
El acierto de Bayona está en el
tratamiento realista de la imagen, que hiela la sangre (un tratamiento que
volvió un film de suspenso como El Orfanato, en una de las cintas más
terroríficas de los últimos tiempos, ¡una masterpiece!). Muy pocas veces viví
un silencio tan profundo en el cine. Fuera de los lugares comunes (salvo alguno
obvios que sueltan lágrimas), el director se focaliza en los lazos afectivos,
en lo que sucede ante lo imprevisto, en la desesperación ante lo desconocido y la
repentina soledad, y ante esa necesidad del ser humano de enterrar a sus
muertos. Otro acierto está en el dúo protagonista, ambos Naomi y Ewan tienen
una capacidad expresiva única que revaloriza cada escena (y en este sentido hay
que destacar y mucho la actuación de la Watts, increíble, que le valió muchas
nominaciones, entre ellas la de Mejor Actriz Protagónica en los últimos Premios
Oscar). El fiml incluso tiene una pequeña pero gran aparición: la de Geraldine
Chaplin, en una escena que dice más de lo que habla.
Fuerte, poderosa, shockeante,
reflexiva, dura. Lo imposible nos toca ese punto interior y activa nuestro
mecanismo de defensa, ese que nos lleva a plantearnos “¿qué haríamos sí...?”.
Tan
fuerte que, esta gabineteana cada tanto sigue soñando (interpretaciones aparte)
que la persigue una ola.
GGss
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