miércoles, 13 de octubre de 2010

Laura

“Love is eternal. It has been the strongest motivation for human actions throughout history. Love is stronger than life. It reaches beyond the dark shadow of death”
Waldo Lydeker

Los hombres la desean, las mujeres la admiran…Laura es tan monumental como una época. ¿Pero quién querría matar a una mujer de la que todo mortal se enamora?

EL Dte. Mark McPherson (Dana Andrews) debe investigar lo que se oculta detrás del cuerpo de Laura (Gene Tierney), una hermosa muchacha hallada sin vida en su departamento con un disparo que desfiguró su cara. Debe interrogar al acaudalado columnista y casi “padrino con otras intenciones” Waldo Lydecker (Clifton Webb); a la fría y competitiva Ann Treadwall (Judith "no se la pierdan en Rebecca de Hitch" Anderson), tía de la muchacha y mediante la cual conoce a Shelby Carpenter (el inigualable Vincent Price), su prometido. Debe encontrar el arma, encontrar respuestas…..debe cumplir con su deber. Pero no imagina que en su tarea se filtrará un sentimiento que no podrá controlar, algo que no debe pero si puede: enamorarse, sentir amor por un fantasma, con más presencia en sus mismos pensamientos que en la escena del crimen.

Mark no puede controlar una obsesión que empieza a treparse por su investidura, pero, ¿acaso alguien puede resistirse a los encantos de Laura?
Mark repasa las cartas una y otra vez, reposa, mira y ad-mira ese cuadro, esa re-presentación de la belleza que no conoce límites, cae en un sueño profundo, en el deseo de esas pasiones que no conocen razones.

De pronto, llega, mira desconcertada, no lo conoce pero él cree amarla desde siempre, desde tiempos inmensos y lejanos. La historia toma otro rumbo, se vuelve más sublime, se vuelve más cine que nunca. La trama se complejiza, nos obliga a hacernos preguntas, nos entrega mil versiones de mil versiones, lo único certero es el amor del detective hacia Laura, la tensión sexual que se va elevando, la sombra de una duda que se transforma en pura luz, la misma que Laura no tolera en su cara.

Por momentos lo veo a Hitchcock, a Bogie, a Lang, a Glenn Ford, veo femmes fatales, callejones inundados de vapor, sombras anda más, me acuerdo que amo con todas mis fuerzas a Billy Wilder, la veo a Gilda, veo la historia del cine pasar por la vida de Laura, restos de ilusiones de una época dorada, sombreros, pantalones largos y trajes a medida, sobres de maquillaje y espejos por doquier, escaleras ensombrecidas y uñas pintadas. Todo es clásico, hay un amor por los detalles muy de una época en que todo se veía en dos colores. Lo tenebroso está en el aire, en las notas musicales y las paredes, en la lluvia interminable y los cigarrillos incansables, que crean una postura conocida y una postal única.

Como alguna vez describió Benjamin al aura de la obra de arte, Laura es presencia única, es como su mismo cuadro, ilumina y a la vez cubre de misterio su barroco living , una obra para ser mirada, reflexionada, re-producida y re-presentada. Laura es aura….pura y preciosa aura.

Laura empieza y termina con un reloj, que marca el tiempo de lo real, ese tiempo que se destruye en los sueños, que oculta y que ofrece, que transforma. Y como pieza del cine marca el momento de esplendor del film noir, ese cine negro que se veía resplandecido por el blanco y negro, con esa espectacular música hecha para quedar para siempre en el imaginario. Por eso creo que Laura, más que film noir es una gran declaración de amor por el mismo.

Como Mark, Otto Preminger no puede ocultar sus sentimientos, su amor y adoración por el cine que alucina, entretiene, homenajea, habla, dice, y hace que cualquier espectador, de ayer, de ahora, de siempre, caiga en las garras una vez más.
En fin, Laura también se apodera lentamente de nosotros, qué maravillosa sensación.
Hoy es un buen día para verla, no se la pierdan...

GGss

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