martes, 3 de mayo de 2011

Podio: 3 formas de engañar ¿mediante el miedo?

Frozen (2010)

La primera impresión al ver el poster es de desolación. Una aerosilla sola, congelada y algo rota. La segunda impresión, la que llega al ver el film, sigue siendo de desolación, además de raciones de pánico, frío repentino y por momentos asquito.

¿Y el miedo? No es un film de terror ni en joda!


Consejo: un garrón atómico no apto para gente que se impresiona con huesos rotos y sabañones.

Devil (2010)

Llamada en nuestros pagos La reunión del diablo. Cinco personas quedan atrapadas en un ascensor de un edificio de oficinas de Filadelfia. No hay manera de rescatarlos y encima cada tanto sufren bajones de tensión que siempre se cobran alguna vida. Alguien más está con ellos en ese sucucho. ¿quién? ¿cuál de ellos estaría involucrado en una trama diabólica?

Esto es lo que intentará develar el detective Bowden desde afuera, controlándolos mediante la cámara del elevator, sumado a un suicidio misterioso y un guardia con cierto fanatismo religioso.

Sin embargo….¿y el miedo? Tampoco es un horror film ni por afano, en cambio sobresale un thriller que mantendrá en vilo hasta el final (hasta con el condimento del detective que sufre por un hecho triste en su pasado).

Consejo: para ver un sábado a la noche

The fourth kind (2009)

Acá el engaño está en la raíz misma del film. La estrategia de tratar la historia con fragmentos de videos caseros que mostrarían “lo real”, funciona, es efectiva. Es decir, un chasco pero que logra transmitir un literal “cagazo”.

Una psicóloga asegura haber sido abducida por habitantes de otro planeta, al tiempo que comienza a darse cuenta que sus pacientes están padeciendo situaciones similares.

Ocurrir en Nome, un pueblito de Alaska que parece estar siempre teñido de azul, le otorga un plus macabro que se completa con un suspenso logrado al no mostrar nunca nada de nada.

Consejo: de ser posible, verlo en compañía.

Bonus Track El resplandor (1980)

Aquí el único engaño sería el que se infligiría el propio espectador al seguir omitiendo ver este gran clásico. Kubrick es un maestro y nada más.

No muchos (quizás, sólo Roman Polansky) han tenido el talento de producir una tensión de tal magnitud en quien está del otro lado de la pantalla. Magnífica!

Consejo: VERLA!!!!

GGss

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