miércoles, 23 de febrero de 2011

RocknRolla

Si hay alguien que puede transformar en entretenimiento mezclado con ingenio una historia común, conocida o leída, ese es Guy Ritchie.

Hay veces en que me avergüenza no haber visto aún películas esenciales, tanto técnica como culturalmente, y este es el caso, en realidad, todo Ritchie es el caso. Y hay veces en que uno se deja tristemente llevar por las apariencias, (el hecho de que haya sido durante varios años el esposo de Madonna había creado un rechazo casi infundado).

Así fue que una tarde (ayer) me dispuse a averiguar qué tenía ganas de contar este inglés de más de cuarenta, y fue ahí que descubrí RocknRolla.

La historia mantiene sus enredos pero es simple: negocios contra negocios, gansters contra gansters, malentendidos contra malentendidos, vicios contra vicios y egos contra egos. En el medio todos los pecados capitales endulzados y en la superficie: Londres, esa ciudad que como Idris Elba dijo acertadamente en una entrevista: “es un personaje en sí”.

Este director, por momentos muy tarantinesco en la forma de abordar los personajes, provoca desde los títulos una adrenalina pocas veces experimentada de este modo (la escena del robo a los rusos es excelente). Escenas cargadas de ironía y diálogos hilarantes como sólo los english saben y pueden hacerlo, cantidad de montajes paralelos y personajes tan adorables que uno desea robarlos de la pantalla y llevárselos al living de su casa o a la mismísima mesita de luz; todo adobado con la genial banda sonora que acompaña, expresa y provoca, proporcional a los demás elementos en cuanto a atrevimiento creativo.

Ritchie logra por sobre todas las cosas, transformar en sexies cucharadas de dulce de leche a cada uno de los personajes (un talento que lo eleva, pero esta visión no cuenta), además de saber hacer fluir un relato que en ningún momento produce la triste acción de mirar el reloj.

Por eso, me atrevo a decir que quien vea RocknRolla va a querer pertencer sin dudarlo a Los Salvajes, pasar las tardes en Speeler, hacer trabajos sucios para la contadora Stella, robar cuadros, escapar de los rusos y bailar con One Two.

Pero no sólo eso, sino que adorará y recordará para siempre la sonrisa de Mumbles (Idris Elba), el acento escocés de One Two (Gerard Buttler), el todo hermoso de Handsome Bob (Tom Hardy, el Eames de Inception, mi nuevo amor platónico), la maldad tonta de Lenny (Tom Wilkinson), las cachetadas del señorito inglés Archy -el narrador- (Mark Strong), la frivolidad de Stella (Thandie Newton), la desfachatez de Cookie (Matt King) y la locura del drogómano-sublime-verdadero rocknrolla Johnny Quid (Toby Kebbell).

Afortunadamente, el buen cine es posible, desde el sofá y por Cinemax!

GGss

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