sábado, 5 de marzo de 2011

Conocerás al hombre de tus sueños

El último film del gran Woody, me dejó en medio de un dilema. O volvió a ser Woody en todo su esplendor o la andropausia no lo discriminó, y cansado, dejó las cosas a medio hacer. No sé. Tampoco sé si me gustó tanto como en otras oportunidades. Trataré de darme cuenta volviendo a contar....

La historia: un coro de situaciones que se van entrecruzando, enloqueciendo cada vez más a sus desdichados protagonistas, que sufren el peso de no saber qué quieren hacer con su vida, como la mayoría de los mortales. Este estado de gataflorismo, de insatisfacción típicamente alleniano, de desear lo que no se tiene, es decir, histérico por donde se lo mire, irá pintando los trazos del relato, con el narrador omnisciente que siempre está (ya ahí tenemos para sumar al “Woody puro": historia coral, narrador, personajes neuróticos, es decir y sobretodo, insatisfechos).

Resulta que Helena Shebritch (Gemma Jones), después de ser abandonada por su esposo Alfie Shebritch (Anthony Hopkins), quien en un momento de extraña iluminación empieza a hacer todo lo posible para retrasar el envejecimiento, comienza a visitar a Cristal, una vidente. Y se sabe, estos ritos son adictivos, así que la Helena empieza a vivir de acuerdo a lo que le dicta Cristal, alterando hasta un nivel insoportable a su hija, la desdichada Sally, quien además carga con un marido vago, Roy Channing (Josh Brolin), médico que jamás ejerció para perseguir su sueño de ser escritor.

La pobre Sally sueña con abrir su propia galería de arte pero se conforma con trabajar en la de Greg (Antonio Banderas), mientras sueña también con tener hijos. Pero su esposo está obsesionado con publicar su próximo libro, dado que sólo tuvo éxito con el primero. Entonces alterna sus ratos de escritura con su nueva vecina, Día (Freida Pinto), que siempre se cambia al lado de la ventana abierta, siempre tiene sexo al lado de ventana abierta y siempre se viste de rojo. Día está comprometida y a punto de casarse, pero no por eso deja de responder al histeriqueo bastante explícito de Roy.

Mientras tanto, Alfie presenta a su nueva novia Charmaine (Lucy Punch), una escort devenida en puro patetismo no-chic, con quien se casacon el sueño de que lo convierta en padre de un hijo varón.

Todas las situaciones comenzarán a enredarse hasta formar una gran sopa de inseguridades, de individuos que buscan, constantemente, pero al no saber qué, sufren, no pueden encontrar porque primero tienen que hacer realidad el cotidiano deseo de encontrarse ellos mismos. Pero como eso es casi imposible (el casi es una formalidad), siguen viviendo de alguna que otra ilusión, de sueños, de ires y venires propios, de esos de todos los días.

Este último es otro elemento a favor del "Woody puro", mezclado con las conversaciones de tinte filosófico, el homenaje a grandes como Ibsen, la música clásica, y la ópera que nunca falta, acompañando y en escena. También está el personaje del propio Woody encarnado, en este caso en Alfie, tanto en sus movimientos y gestos inquietos y su manera de hablar como (y obviamente) en sus desilusiones.

También está Londres, con su ritmo, sus calles hermosas, sus taxis y su paz europea, todo un personaje en sí mismo. Y Europa, según coincidimos con mi amiga y colega y colaboradora de El Gabinete, Giselin, contagió a Allen en un punto de la narración: el final. Woody nunca termina sus historias, eso lo convertiría en alguien que no admiraríamos, pero sí, las cierra (en cierta manera, conceptualmente). En este caso nos sorprendió el fundido a negro y los títulos de un momento a otro. Quedó todo por la mitad.

La efectividad de las historias corales reside en que la mayoría de las veces todas confluyen en alguna idea. Pero aquí lo único que sabemos, es que los personajes siguen siendo infelices, mucho más que al comienzo. Seres imperfectos, seres enredados en su propia locura, seres impuros, sucios, que guardan mugre bajo la alfombra, que pecan una mil y veces.

Pero creo que es esta la idea que rodea el film y a todo Allen. A pesar de la infinidad de decisiones que podemos tomar, la infelicidad es propia del ser humano, como bien plantea en Crímenes y Pecados: “la alegría humana no parece haber sido incluida en el diseño de la creación”. Quizás la clave de los pequeños momentos de felicidad está en valorarlos, en disfrutar de las cosas más simples en intentar pensar que podemos vivirlas en esta vida y no en otras como cree Helena influenciada por las ilusiones que Cristal planta en su mente cual Inception.

Quizás esté en nosotros vivir de ilusiones o tomarlas para lograr y valorar lo que la vida va brindando a medida que nos movemos por ella, que la transitamos con todas nuestras imperfecciones. Una vida que es tan frágil que puede terminar en cualquier momento, como reflexiona el narrador a partir de muerte de uno de los compañeros de póker de Roy.

Entonces ahí es donde sumo el último punto al "Woody puro", y digo que el final es proporcional (y Woody no sufre aún de andropausia).

El final es puro Woody. El final es la vida misma.

Bonus track alleniano para destacar: los paneos que van y vienen en las escenas dramáticas! EXCELENTES!!!!

GGss

1 comentario:

Gise dijo...

La verdad que fue un poco extraña la película, un poco por la sucesión de hechos y otro poco, xq al no ser experta Alleniana, no se bien que se suponía que esperara de Woody...
No me disgustó, estéticamente es linda, tiene buenas tomas, la fotografía y la ambientación es bella, y los personajes estan bien armados (el vago bien vago, la vieja bien decrépita, el viejo bien pendeviejo, la frustrada bien frustrada)... y narrativamente, si bien no llega a una conclusión determinista, del tipo "se casaron y fueron felices" o "se separaron del todo y rehicieron su vida" o en su defecto "la rubia no soportó mas y se pegó un tiro"... creo q esa es la veta no-yanqui que se revela al cierre... quizás la idea fue pintar las penurias cotidianas, las estructuras que nos atan, los deseos insatisfechos y la imposibilidad (o el no deseo) de revelarse a ellos hasta que la situación estalla... tal vez Allen solo buscaba mostrar pinceladas de cotidianeidad, sin más que eso, como que la vida transcurre, cambia, muta sin necesidad que siempre se llegue a un puerto (bueno o malo), solo transcurre, va y viene...

Es eso, o pensar q se le gastó el presupuesto y las ideas para seguir filmando...

De cualquier manera, personalmente la hubiera cerrado 20 min antes, por como venía la historia, el último pedazo no sumó demasiado, fue una vuelta de tuerca más que dejó todo mas incierto que antes... pero bueno, dió para pensar aunque sea jeje

Me quedó sonando una frase que dice en una ocasión Helena (cito con total impunidad y sin pretensión de ser textual): "a veces una ilusión, es mejor que un buen medicamento" ... a veces la ilusión de que Allen es así es mejor que un análisis detallado de la película...

PD: me encanta la voz en off... tiene esa cosa que te ubica entre un cuento de disney, pero al mismo tiempo la historia viaja bien lejos de disney

PD2: la persiana de Día andaba de manera inversamente proporcional a su categoría de gato. Su ropa 100%, casual y elegante, siempre roja, dan fe de eso.