American Hustle

Llega la temporada pre Oscars y todos los allegados a las huestes cinéfilas queremos arrojarnos de lleno a la actividad devoradora de films nominados. American Hustle (Escándalo Americano) es uno de esos films que cumplían este requisito, es decir, si tuviese que completar con una cruz en el espacio de opciones bajo la pregunta “¿por qué vino usted a verla al cine?”, elegiría la opción: “por estar nominada al Oscar”.

American Hustle se nos presenta a simple vista como un drama con toques de comedia, con aires de grandeza inexplicable por estos pagos ya tiene una estética ultra yankee con la que nos puede llegar a costar identificarnos. 

Resulta que en el invierno de 1978 Irving Rosenfeld conoce en una fiesta a la sensual Sidney Prossier, se enamoran locamente y empiezan a tener una relación. Irving es un empresario tintorero y también estafador, o podríamos decir, un vendedor de ilusiones que se queda con tu cheque. Junto a Sydney, que de ahora en adelante será Lady Edith Greensly (y gracias a ella), se transformarán en la pareja de estafadores más grande de la época, pero un día se presenta en su oficina el inversor Richie Di Maso, quien en realidad es un agente del FBI. Di Maso descubre la farsa de la pareja y les propone a cambio de evadir la cárcel, un trato: el de ayudarlo a atrapar a peces gordos de la política...¿cuál será el anzuelo? La construcción de casinos en la zona de Atlantic City. En el medio habrá un ir y venir de gente: de la policía, de la mafia, de la política, del decente alcalde recientemente electo Carmine Polito, y de la esposa de Irving, Rosalyn, que formarán parte de una bola de nieve de mentiras (y mucha histeria) que se les irá de las manos a todos. (Para una sinopsis detalladísima del film consultar con Wikipedia).

En esta bola de nieve de mentiras y datos el que se pierde también es el espectador, quien no puede perder pisada entre tanto teje y maneje (imagínense el que no caza una de inglés y tiene que leer word by word a una velocidad digna del mejor Sherlock). La historia, que como rezan los créditos iniciales, tiene algunos elementos tomados de la realidad (el gran norteamerican gancho de todos los tiempos), tiene una narrativa interesante, con buenos momentos de humor y actuaciones estupendas, que se adueñana de cada minuto de los 138 que dura la peli.

On the top voy a situar a Jennifer Lawrence, a esta altura me tomo la libertad de decir que es un monumento a la actuación, tan visceral como su Tiffany de Silver Linnings Playbook, la anterior película de David O. Russell que la consagró con el Oscar a Mejor Actriz (y tiene 23 años!!!); también se destaca Bradley Cooper, en quien también volvió a confiar el director luego del film citado, como el policía Di Maso (verlo con la permanente hecha es un plus). Sin duda que Christian Bale, el gran camaleón del cine de la última década (british tenía que ser) como Irving, nos brinda una actuación Oscar friendly (verlo gordo y panzón supera todas las expectativas), y Amy "todos los años estoy nominada" Adams también está muy bien, (los hombres agradecerán verla siempre con vestidos de escote profundísimo). Recordemos que tanto Bale como Adams estuvieron en The Fighter, otro film de este director nominado en 2012, que le dió el Oscar a Mejor Actor a Bale. También se destacan Jeremy Renner como el alcalde Carmine Polito y el siempre genial Robert De Niro como el temerario mafioso Victor Tellegio.

David O. Russell parece estar tocado por alguna varita, sus films siempre están on the top of the awards (por lo menos los últimos tres años). El tipo sabe reclutar gente (los fijos hasta el momento son Bale, Adams, Cooper y Lawrence), sabe perseguirlos con su cámara en mano por todos lados y sabe dejar un mensaje que se repite film tras film: somos imperfectos, somos sobrevivientes, somos luchadores, mentimos para sentirnos bien, porque la vida ¿acaso no eso? La respuesta se la da Irving a Di Maso: “la vida es puro gris”.

@Eugess